La educacion de los hijos a edades tempranas (0-6 años ) ha estado tradicionalmente vinculada a las mujeres. Hoy en dia, somos muchas las que queremos acompañar a nuestros hijos en esta etapa de su desarrollo y por eso nos inventamos mil y una maneras de compatibilizar familia y trabajo para pasar todo el tiempo que podamos con ellos.
Pues bien, en la carta astral la casa 1 es la que simboliza estos primeros años de vida: el ambiente de nuestro hogar, cómo fuimos recibidos, qué tempranas influencias tuvimos, etc.
Por ejemplo, Sol o Júpiter en la casa 1 indica que fuimos unos niños deseados: tal vez llevaban tiempo buscándonos o fuimos primogénitos, el caso es que recibimos una calida bienvenida y nos sentimos reforzados en nuestra autoestima en estos primeros años.
La Luna en casa 1 indica tambien mucho cuidado, pero en este caso, la influencia emocional de los progenitores es muy fuerte en nuestra psique ya que, durante estos años estábamos bastante receptivos a ello. Eramos niños muy abiertos y espontáneos y aun hoy día seguimos otorgando una importancia fundamental a las relaciones en nuestra vida.
Saturno en casa 1 indica que los padres pusieron limites y restricciones al niño, quizas en demasia. Pudieron ser muy estrictos y ahora al adulto le toca reconectar con sus necesidades, quitarse capas de miedos y barreras a la hora de mostrarse a los demás y conocerse a si mismo.
Con Marte en casa 1 nos encontramos con nacimientos bruscos o complicados. El niño siente la necesidad de autoafirmarse con gran energia como diciendo al mundo " aqui estoy yo" y aprende a luchar por lo que quiere.
Con Venus es al contrario, el niño vive en un entorno agradable y tiende a ver satisfechas todas sus demandas. Lo único es que se acostumbra a seducir a los demás para conseguir lo que quiere o tiende a ser muy agradable y evitar los conflictos.
Con los planetas espirituales en esta casa tenemos en nuestra base genética capacidades muy especiales. Nos corresponde en la edad adulta indagar y sacarlas al exterior, para beneficio de la sociedad y no sólo de nosotros mismos. Urano, Neptuno y Plutón son energías transpersonales, es decir, las compartimos con el resto de nuestros congéneres para la evolución y la paz.